sábado, octubre 13

ROSENFELD SE METE EN EL ESPEJO DE SILVINA OCAMPO


Daniel Rosenfeld acepta el desafío de llevar al cine una obra de la escritora Silvina Ocampo en el filme “Cornelia frente al espejo”, con Eugenia Capizzano, además coguionista, Rafael Spregelburd, Leonardo Sbaraglia y Eugenia Alonso, que sigue en cartel en varias salas de la ciudad de Buenos Aires.
Para algunos, dueña de un lenguaje literario intraducible, Ocampo (1903-1993) ya había sido llevada a la pantalla grande en cuatro oportunidades (Marcos Madanes, Arturo Ripstein, Carlos Hugo Christensen y Alejandro Maci) y esta vez Rosenfeld lo hace a partir de los diálogos del relato homónimo publicado en 1988 por Tusquets, y Premio del Club de los 13.
“Es un cuento escrito en forma de diálogo, y con Eugenia nos enamoramos de ese material, descubrimos de que parte de esa riqueza tenía que ver en las formas en que estaba construido, y queríamos que ese texto maravilloso estuviera en la película, más allá de nuestro aporte de interpretación cinematográfica”, explicó Rosenfeld.
El relato, que como otros de las cosechas anteriores de Ocampo, tiene claras referencias al surrealismo, y a escritores como Lewis Caroll y Katherine Mansfield, cuenta la historia de una joven mujer dispuesta suicidarse, pero que una y otra vez es interrumpida por personajes rodeados por un aura mágica que la detienen: una niña, una mujer, un ladrón y un amante.
“Algo importante era trabajar los primeros planos con los actores, porque no se trata de una obra de teatro, los encuadres… Lo más fascinante de todo es meterte dentro del mundo de un autor, tener la percepción de que estás conociendo a alguien. Fue difícil y con cierto riesgo de ir por un lugar que no sabíamos si era posible transitar”, dice el cineasta.
Según Rosenfeld, “Había algo inherente al relato de Silvina y a ese mundo que tenía que ver con las digresiones en el sentido cómo describe y relata el tiempo de una manera distinta, no es una línea directa hacia un solo lugar, es algo que se va abriendo, hay algo de eso en el cuento que nosotros queríamos rescatar en la adaptación”.
“La cuestión era cómo traducir este tema de como transcurre el tiempo dentro de esa casa, que es diferente, como si esas palabras y esos fantasmas estuvieran enredadas entre las paredes”, insiste Rosenfeld que contó con dirección de fotografía de Matías Mesa, recordado por “Agua” y “Viaje Sentimental”, de Verónica Chen, entre otras y música del chileno Jorge Arriagada.
La vieja casona vacía, apenas poblada por unos pocos muebles, algunas esculturas que asemejan muñecas, pisos de roble desprolijo y polvoriento, rayos de luz que se atreven a sorprender la soledad de las habitaciones y el apenas perceptible repiqueteo de las ratas por las carpinterías acompañan estos encuentros de Cornelia con sus fantasmas, en el espejo.
La esencia literaria de la menor de las Ocampo (su hermana fue Victoria Ocampo), la presencia del caserón y los niños, los recuerdos que invaden presentes angustiantes y textos que sorprenden por sus múltiples interpretaciones pero siempre atravesados por señales de unas poesía arrolladora, aparecen en el guión, a cuatro manos, de Rosenfeld y Capizzano.
Rosenfeld tiene 39 años, estudió piano, edición y puesta en escena, actuación y tomó seminarios con cineastas de la talla de Kriszystof Kieslowsky, Stephen Frears, Anthony Minghella y Abbas Kiarostami, fue asistente de dirección, por ejemplo de Alejandro Agresti y productor asociado de “Buena Vida Delivery”, antes de lanzarse a la dirección.
De sus comienzos detrás de las cámaras son obras como el documental “(Dino) Saluzzi, ensayo para bandoneón y tres hermanos” (2000), y “La quimera de los héroes” (2003), que tuvo un largo y premiado recorrido festivalero, la segunda fue su encuentro con Capizzano en el guión, quien fue la primera que descubrió el potencial cinematográfico del relato de Ocampo.
Capizzano es una actriz con trayectoria, primero teatral, “Cuinera tropical”, “La paz del hogar”, “Qué hicimos”, y en cine trabajó en “¿Sabés nadar?”, de Diego Kaplan, con Nicolás Alzabert en “Si yo fuera un helecho…”; junto a Isabelle Huppert en “Médée Miracle” y también a las órdenes de Daniel Burman como la odontóloga de “El nido vacío”.
“Ella está en toda la película, y además no hay diálogos improvisados, un tema que no es sencillo de resolver porque tiene que haber algo verdadero pero a la vez no coloquial, y eso para Eugenia y el resto de los actores fue una aventura…”, cuenta Rosenfeld apropósito de su filme, un nuevo y necesario acercamiento a la obra de Silvina Ocampo.

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