jueves, abril 4

IMPORTANTE PRESENCIA DEL PCI EN EL 15to. BAFICI

La presencia de películas de miembros de la asociación Proyecto Cine Independiente (PCI) fue una constante en la mayoría de las ediciones del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (Bafici), y este año no será la excepción.
Durante la 15ta. edición del festival porteño se verán tres filmes del PCI en la nueva sección competitiva Vanguardia y Género (“Mujer lobo”, de Tamae Garateguy, “El día trajo la oscuridad”, de Martín Desalvo, y “Las amigas”, de Paulo Pécora), mientras que Andrés Di Tella presentará su nuevo documental, “Máquina de sueños”, en la Selección Oficial Fueran de Competencia.
Además, en la retrospectiva de los mejores filmes argentinos que pasaron por el Bafici durante estos 15 años, una sección curada por los miembros de la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica (Fipresci), están incluidos los largometrajes “Tan de repente”, de Diego Lerman, “Modelo 73”, de Rodrigo Moscoso, y “Bonanza”, de Ulises Rosell.

Competencia Vanguardia y Género.

MUJER LOBO, de Tamae Garateguy, con Mónica Lairana, Guadalupe Docampo, Luján Ariza, Edgardo Castro y Nicolás Goldschmidt.
“Este es un policial erótico con situaciones muy límite”, dice la directora. Y no sólo eso: ¡es argentino! O fue hecho en Buenos Aires, Argentina, subte línea B, donde todo el mundo se aleja más del cielo también. Mujer lobo, de Tamae Garateguy, es una bienvenida rareza para ese cine-argentino-independiente (táchese lo que no corresponda) que no se anima a límites de este tipo, en los que la carne se pone toda junta en el asador. La mujer lobo del título es una asesina serial multirostro (espléndidas Mónica Lairana, Luján Ariza y Guadalupe Docampo dándole forma), de alguna manera maldita por ese impulso homicida, que seduce hombres, los lleva primero a la cama y enseguidita a la tumba, y sigue su camino. Hasta que, claro, se topa con un problema de difícil solución. Sexy, estilizada, violenta y generosa, Mujer lobo agarra una serie de estereotipos manejados (justamente) por tipos y los da vuelta como una media (calada). Bravísima. Y bienvenida. Marcelo Panozzo.

BAFICI 2013

DÍA TRAJO LA OSCURIDAD, de Martín Desalvo, con Mora Recalde, Romina Paula, Luciano Suardi, Pablo Caramelo y Marta Lubos.
Comienza así: una playa, un desfiladero, un bosque de pinos y una casa de piedra. En la casa, Virginia se despierta sobresaltada por una pesadilla, y en la pesadilla vemos a su prima Anabel con el rostro lívido y restos de sangre alrededor de sus labios. Siempre existe un instante de normalidad inmediatamente previo a la locura, pero en su película Martín Desalvo nos niega el acceso a él, no hay un solo plano que no transmita la sensación de un horror inminente, ya sea en los sueños recurrentes y premonitorios que Virginia sufre o en el desarrollo de esa trama principal en torno a un brote de rabia que parece asolar la zona. Y ese horror va poco a poco tomando forma e instalándose en la casa donde Virginia vive y en los alrededores, donde empiezan a aparecer cadáveres de animales en descomposición. Estilizada y turbadora, El día trajo la oscuridad pone en imágenes el sueño de cualquier amante exquisito del cine de género, un relato que bebe directamente de HP Lovecraft o Algernon Blackwood, pero que remite con igual devoción al Lucio Fulci de L’aldilà o al Andrej Tarkovsky de El espejo. Fran Gayo

BAFICI 2013

LAS AMIGAS, de Paulo Pécora, con Natalia Festa, Mónica Lairana, Gladys Lizarazu, Ana Utrero y Andrés Passeri.
Cuatro amigas conviven en un caserón abandonado, agotadas por el tedio de saber que hoy sus vidas serán igual que mañana, y mañana igual que dentro de un año, y dentro de un año igual que dentro un siglo. Las amigas de Paulo Pécora son una familia de criaturas ajenas al estereotipo romántico y sofisticado que ha hecho del vampirismo un fenómeno para adolescentes; son cuatro depredadoras que apenas hablan, apenas interactúan, seres amorales, vagamente bellos, vagamente repulsivos, más cercanas al universo lúbrico de Jean Rollin, José Ramón Larraz o Jesús Franco que a la decadencia nobiliaria transilvana o a los personajes de Ann Rice. Y son, por tanto, infinitamente más cercanas, probables e inquietantes. Con un tono imposible, en el que se transita del humor más retorcido al retrato urbano o a la abyección de un final decididamente gore, Las amigas es, por encima de todo, la convicción absoluta en la idea del cine como una extraña alquimia que aún hoy, sumergidos ya de lleno en la caída libre de lo binario, puede cobrar vida a partir de unos preceptos y materiales tan nobles como inevitablemente destinados a perecer. Fran Gayo.

BAFICI 2013

Selección Oficial Fuera de Competencia.

MÁQUINA DE SUEÑOS, de Andrés Di Tella y Darío Schvarzstein, con Carlos Amorales, Pedro Reyes y Minerva Cuevas.
En este trabajo de codirección documental, Andrés Di Tella y Darío Schvarsztein examinan de manera sensible y precisa las motivaciones y los procesos creativos de tres artistas contemporáneos mexicanos de gran repercusión mundial: Pedro Reyes, Carlos Amorales y Minerva Cuevas.
Si bien la obra de cada uno de ellos responde a un universo creativo totalmente distinto, hay preocupaciones de índole sociopolítica y ligadas a la realidad de su país que parecen atravesar a todos. Lo interesante es, justamente, ver cuáles y cómo son los caminos que cada uno de ellos recorre, que permiten pensar en los modos de representación y en los dispositivos que cada uno de estos artistas pone en marcha a la hora de activar su “máquina de sueños”.
El film se inicia y concluye con un acordeonista que nos interpela con una mirada. Al comienzo, parece preanunciar el problema de la mirada como tema y eje del trabajo. Hacia el final, esa misma imagen se vuelve una pregunta acerca de nuestra ubicación frente a los problemas éticos, estéticos y políticos que esta película, a través de los mundos de los artistas aquí representados, nos plantea. Violeta Bava

BAFICI + FIPRESCI x 15

TAN DE REPENTE, de Diego Lerman.
Mao y Lenin, una peculiar pareja de chicas punk, conocen a Marcia, una gordita con una vida monótona y patética que vende lencería en Buenos Aires. Enseguida, Mao se enamora de Marcia y, con la ayuda de Lenin, la secuestra. De repente, el trío abandona Buenos Aires y accidentalmente termina en Rosario. Ahora aparece otro lado bien diferente de una misma historia cuando Blanca, la tía de Lenin, casi una anciana, y Felipe y Delia, sus dos inquilinos, entran en escena. Lo que comenzó como una road movie enérgica y errática se transforma, de a poco, en un luminoso retrato del encuentro de almas solitarias que primero comparten momentos de calidez y ternura, pero después se enfrentan a las pérdidas y al dolor. Aparentes pequeños detalles agregan una capa tras otra a una historia simple donde la sensación de descubrimiento inminente hace que uno espere lo inesperado con ansiedad. Una historia de soledades, encuentros y sobre todo de búsqueda de afectos, tan de repente. Pablo Suárez.

MODELO 73, de Rodrigo Moscoso.
 “Si tenés auto, te cansás de coger”, dice alguien en vísperas de la Navidad salteña y tres flamantes veinteañeros, con problemas para arrancar chicas, ponen un destartalado Chevy rojo en un pedestal. Esa misma noche en que, con una vaquita, compran el auto, los pibes se enteran de que el éxito es azaroso y que la suerte casi siempre viaja en un último modelo. En una de las escenas más lindas de Modelo 73, Adrián Cayetano Paoletti canta en vivo “Aprender es robar”, y esa frase le sienta perfecta a una película en que tres amigos tienen un verano –entre Navidad y Carnaval– para madurar sin ayuda de nadie y empezar a insertarse en un universo adulto que se sugiere turbio. Modelo 73 es una película de crecimiento que se agigantó con el tiempo. Captura la esencia de su época, aquel último coletazo de la década del noventa, y refleja una manera de hacer cine hoy ya extinta en Argentina. Y, sobre todo, mantiene esa misma frescura que la hizo sobresalir en el Bafici ‘01, sin demostrar signo alguno de haber envejecido. Nazareno Brega.

BONANZA, de Ulises Rosell.
La precuela de este documental es un corto de ficción, Dónde y cómo Oliveira perdió a Achala (1995), que estuvo entre lo más sólido y marginal de las Historias breves que rubricaron la renovación del Nuevo Cine Argentino. Allí Rosell, en alianza con Tambornino y Moreno, encontró a la vera de su ruta a Bonanza Muchinsci y sus hijos Norberto y Verónica, que terminaron siendo actores de aquel corto y de esta aventura. Bonanza, el personaje pero también la película, es tan real como ficcional; es bichero y encantador de serpientes, ratero rutero y ladrón novelesco, chatarrero y pirata de tesoros inverosímiles. Con la justeza del Flaherty de Nanook el esquimal, Rosell sigue a su antihéroe esquivo que está de vuelta, como el Robert Crumb de Crumb y el Nicholas Ray de Nick’s Movie, hundido en un cambio de rumbo y de estado. Y la mirada de Rosell no intenta reducir sus acciones embarradas ni purificar la figura del malandra, sino capturarlo con crudeza en su contradicción, siguiendo un movimiento sentimental, serpentino como la danza de Bonanza para atrapar víboras. Diego Trerotola.

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